ESPECIAL NAVIDEÑO RETO #4

 


El cuarto desafío consiste en: Narrar algo desde la prospectiva de un animal-
En este reto el objetivo era que os contara un reno como ve la navidad.

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Mi nombre es Keiko. Desde que nací, mi mamá me dijo que sería especial. En ese momento, no sabía que significaba eso. Me explico que era algo muy bonito y que ella y papá, lo eran. Así que fingí que entendía, aunque seguía sin saber que era ser especial.

Mí amado hogar: llamado el polo norte, llego una mujer que decía ser el hada de las navidades pasadas. Quería enseñarme lo que sería ser especial, y yo solo pensé «De nuevo esa palabra, sin sentido», la ignore; era algo usual en mí, era el reno más rebelde en ese entonces, pero el hada se molestó conmigo tanto, que me llevo con ella sin mi permiso. Entramos al interior de un círculo dorado. Todo era confuso dentro. Llegamos a un lugar tan extraño, diferente de donde yo venía. Casas muy altas, coches que Santa Claus fabricaba habían cobrado vida y me dio miedo. Supuse que esa mujer, en realidad era una bruja: de esas que mamá me contaba, que robaban la felicidad. Volviendo a los animales y elfos amargados.

Recordé que desde que comenzaban a salirme las astas, era muy grosero con todos en mi casa y que quizás la bruja me observaba y que me quería castigar. Solo cerré los ojos y deseaba regresar con mis papás, pero al abrirlos con esperanza, seguía estando ahí; junto a esa mujer extraña. Así que le suplique que no me hiciera daño y fue que ella me dijo «Quiero enseñarte lo especial que son tus padres, tu familia y quizás lo que llegarías a serlo, sino fueras tan mal portado. Ven conmigo. Caminemos». Iba con ella, y me fue explicando que donde estábamos era la gran ciudad de Nueva York. Que las grandes casas eran edificios y que los coches eran medios de transporte para los humanos: para mi seguían siendo elfos pero en grande.  Cada vez, todo se me hizo algo espectacular y ya no tenía miedo. Nadie nos veía, bueno, solo los niños ya que ellos son capaces aun de ver a los seres mágicos.

Me detuve frente a una tienda. Había muchas luces y esferas navideñas que hacían que mis ojitos brillaran del encanto. Entonces fue que vi que una niña junto a su mamá, traían una gran sonrisa en el rostro. Ambas salieron con unas astas como las que tendré algún día: largas y grandes. La pequeña me pudo ver y me saludo, diciéndome que era su favorito de ella y de su mamá. Sentí bonito, pero no entendí el porque.

Luego fuimos al techo de una casa, donde me dijo el hada que esperaríamos a alguien. Dieron las doce y ya estaba cansado, así que me eche. Al el cielo estrellado miraba y se repente lo vi, entendí que era ser especial. Mis papás venia en la cabeza del trineo del Santa Claus, ¡VOLANDO!

Llegaron a esa casa en donde estaba y como trajeron juguetes enlistados a los niños de ahí. Cuando terminaron su labor, se fueron a las siguientes casas. El hada me comento «Todos adoran a los renos porque son símbolos de alegría en esta noche y tú puedes serlo al igual que tus padres, porque harás que los pequeños de aquí y de todo el mundo, despierten con una enorme sonrisa en el rostro. Eso es ser especial. Porque vuelas por los cielos, desde el polo norte y un reno malcriado no puede hacerlo, ni es el favorito de nadie y será olvidado».

Esas palabras me dolieron mucho, porque cuando oí decir a esa niña que era su favorito, me alegro mucho y quería que todos supieran lo feliz que estaba. Esa noche me cambio, porque quería ser uno de los renos que traía los regalos para ver a todos felices al salir el sol. Así que ahora, sé que eso es ser especial. Especial, es quien ayuda a mejorar el día a los demás. Que tengan bonita navidad elfos grandotes.

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